jueves, junio 29, 2006

Necesito sentirte...


Necesito sentirte,
maldita soledad...
Haces lo que quieres de mi,
me haces hablar con las paredes,
me haces insultarme con el espejo,
y confesar mis sentimientos al techo.
Sentir que estás aquí y que no puedo verte,
es desesperante.
Reprimo mis ganas de lastimarme,
me limito por tí.
Soledad ¿Porqué me has condenado?
Te pedí el amor,
y te juro que lo amo,
¡pero me engañaste!
su cuerpo no tiene vida,
su mente está marchita,
es sólo un alma.
Me torturas día tras día,
minuto tras minuto.
Haces imágenes de él en mi cabeza,
y al tocarlas se desvanecen,
caen al suelo haciéndose invisibles,
como caen ahora mis lágrimas.
El amor de un alma oscura,
hacia un mortal
es más fuerte que nada,
pero para reunirme contigo,
debo morir.
Largo camino recorreré para verte,
será una gran penitencia,
el haberme enamorado de ti...
un ser sin vida.
Mientras tanto visitaré tu hermosa tumba,
no pondré flores, pero,
tendrás mi cuerpo a través de tus sentidos,
tendrás mi alma susurrándote al oído.
Necesito sentirte.


Esta poesía me la encontré en una página de internet, no se quien la escribió, xro me llamó muxo la atención y la quería compartir... xau!

martes, junio 27, 2006

Letania de satán


¡Oh Tú, el más sabio y el más bello de los Angeles,
Oh Dios traicionado por la suerte y privado de alabanzas!
Oh Satán, ten piedad de mi larga miseria!
Oh Príncipe del Exilio, a quien se le ha hecho un agravio,

y que vencido, siempre te levantas más fuerte,
Tú que lo sabes todo, gran rey de las cosas subterráneas,

sanador familiar de las angustias humanas,
Tú que, lo mismo a los leprosos que a los parias malditos,

enseñas por amor el gusto del Paraíso,
Tú que de la Muerte, tu vieja y fuerte amante,

engendras la Esperanza -una loca encantadora!
Tú, que haces al proscrito esta mirada calma y alta,

que condena todo un pueblo alrededor de un cadalso,
Tú que sabes en qué ángulos de las tierras envidiosas,

el Dios celoso escondió las piedras preciosas,
Tú, en quien la mirada clara conoce los profundos arsenales

donde duerme amortajado el pueblo de los metales,
Tú, cuya mano aleja el vacío,

de los pies del sonámbulo al que seducen los tejados,
Tú que, mágicamente ablandas los viejos huesos

del borracho tardo atropellado por los caballos,
Tú que, para consolar al hombre frágil que sufre,

nos enseñas a mezclar el salitre y el azufre,
Tú que pones tu marca, oh cómplice sutil,

en la frente de Creso despiadado y vil,
Tú que pusiste en los ojos y el corazón de las muchachas,

el culto de la llaga y el amor de los andrajos,
Bastón de los exiliados, luz de los inventores,

Confesor de los ahorcados y de los conspiradores,
Padre adoptivo de estos que en su negra cólera

del Paraíso terrestre ha desterrado Dios Padre,
Oh Satán, ten piedad de mi larga miseria!
CHARLES BAUDELAIRE

Soy tu maldición


Me mirabas tras la rendija con esos ojos flameantes, dispuestos a atacar,
Lucías los colmillos bajo los labios, tersos y rojos.

Aún la tenue luz no te ha alejado, Qué vida puede tener un cuerpo seco
y agrio como el mio?
Obsoleto, vacio de alma y pensamiento propio, Si bien he decir que tu sola presencia me intriga y me atrae,
No representas ni un solo temor o peligro para mí.

Si tú eres el dueño de la noche, ese ser que muerto el corazón aún vive;
Entonces soy yo lo peor que la naturaleza ha dado a este mundo,
un ser de sombra y razonamiento absurdo, carente de frio y de fuego,
De amor, odio y comprensión...
Soy yo tu maldición vampiro,
en mi la sangre ya se coaguló, se marchito, se volvió olvido.