viernes, abril 21, 2006

Seres de la noche


Ángeles caidos del incierto cielo
condenados a vagar, solos y hambrientos.
Pesados grilletes, cadenas de acero;
esclavos por siempre del rito sangriento.
La sangre fluye por sus venas

como un torrente de vida eterna,
licor escarlata de llanto y pena;
latir incesante, sed de carne fresca.
Recuerdos de vidas gozosas y plenas

ancianos, mujeres, hombres y niños.
Suculento manjar de víctimas indefensas
y el amargo sabor de la muerte en los colmillos.
Caminantes del jardín de las rosas negras,

que de la tierra los colores descubre,
hasta que, con la noche llega la huida
llenos de resentimiento, odio y culpa.
Lestat de Lioncourt.

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