domingo, abril 29, 2007


Me caí, me levanté, sacudí mi ropa,
sonreí y comencé nuevamente.
Pasó el tiempo, tropecé, tambaleé y caí...
me levanté, sacudí mi ropa,
pero esta vez mis rodillas sangraron,
las limpié...y comencé nuevamente.
Siguió pasando el tiempo, otra vez caí,
ahora no solo mis rodillas sangraron,
sino que también mis codos
y mis manos estaban heridos.
Sólo ahora, cuando comienzo a levantarme,
me doy cuenta que quizás
nunca hubiese tambaleado,
que quizás nunca hubiese caido
y que quizás nunca me hubiese herido
si tan solo hubiese visto tu mano
siempre extendida para ayudarme...

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